A temperaturas de alrededor de 30 grados, la batería de un coche se descarga aproximadamente el doble de rápido que a la temperatura ideal de unos 20 grados. Las baterías sufren más durante períodos prolongados de inactividad bajo el calor, como durante unas vacaciones en la playa, cuando el coche permanece inactivo durante varias semanas. Pero incluso aquí experimentamos días tropicales. Debido a las altas temperaturas, ocurre una autodescarga excesiva, lo que provoca la sulfatación de las placas y la posterior pérdida de capacidad de la batería.
Para proteger la batería del coche, no deberíamos dejar el coche inactivo durante largos períodos bajo el sol directo. Es recomendable conducir el coche de vez en cuando en trayectos más largos, idealmente de unos 50-60 km, para que la batería se recargue adecuadamente. Si el coche está parado durante mucho tiempo, es mejor encontrar un lugar donde no esté expuesto al sol directo durante todo el día.
El calor extremo acelera la autodescarga de la batería, lo que reduce gradualmente su capacidad, y esto se manifiesta con mayor frecuencia en invierno, cuando el coche no arranca. Por ello, recomendamos revisar el estado de carga de la batería no solo antes del invierno, sino también en verano, especialmente durante los días de calor extremo. En estos días, solemos utilizar el aire acondicionado y otros sistemas de confort, que funcionan incluso a bajas revoluciones del motor, lo que puede dañar la batería.